Lic.
Victor Hugo Matos
Trabajar en el sector público
de la Unión Europea es una tarea titánica, aún más que analizar la política
comunitaria, ya que cada año que pasa los líderes europeos deben enfrentarse
a una nueva amenaza a la estabilidad política y económica de la Unión. Sin
embargo, el 2016 es un año especial, ya que la Unión Europea se enfrenta a una
terrible “Trifecta”: La posibilidad de una recaída de Grecia, el “Brexit” y el
incierto futuro de España.
El
caso español preocupa entre los pasillos de Bruselas, dado que nadie quiere tener
que pasar otra vez por el trance de las negociaciones de la crisis griega con
España, no sólo por el costo político que estas implicaron sino porque el
tamaño de la economía española traería más riesgos de contagio al resto de la
Eurozona. Tal preocupación parece estar fundada, dada la última encuesta del
Centro de Investigación Sociológicas (CIS) publicada en mayo, la cual refleja
que PODEMOS ya habría sobrepasado en intención de votos y números de escaños al
PSOE; rompiendo así el sistema bipartidista y abriendo un escenario con
similitudes al que tuviera Grecia hace unos años.
Frente
a estas perspectivas, resulta necesario entender que pasa a lo interno de los
cuatro grandes partidos de la política española y que estrategias o
perspectivas asumen frente a este nuevo panorama político en España.
Partido Popular
El
Partido Popular sigue manteniendo su liderazgo como la primera fuerza en estas
elecciones, aunque está muy lejos de
conseguir superar los resultados que permitieron al partido obtener la mayoría
absoluta, lo que obstruye sus posibilidades de construir una coalición de
gobierno, dado que la mayoría de las
otras fuerzas políticas han declarado su negativa a pactar en general con el PP
o bien con cualquier gobierno liderado por Mariano Rajoy.
La
estrategia del PP se ha concentrado en dos vías: En primer lugar, el PP
presenta un mensaje propositivo que se concentra en las ideas de mantener el
crecimiento, reducir los impuestos y crear más puestos de trabajo. La otra
estrategia es favorecer una polarización indirecta de la campaña, presentando
al PP como la única solución realista contra Pablo Iglesias, a la vez que
presenta a su rival más cercano, Ciudadanos, como una extensión del PSOE; razón
por la cual Mariano Rajoy ha concentrado
la mayoría de sus mensajes sobre el PSOE y Ciudadanos.
Mariano
Rajoy se enfrenta a unas elecciones claves para su carrera política, con pocos
aliados potenciales en otros partidos y muchos enemigos, incluso dentro del
propio PP.
PSOE
Mientras
que el PP busca asegurar una posición de fuerza frente a futuras negociaciones,
el PSOE corre el riesgo de dejar de ser el referente de la izquierda española frente
a la nueva coalición "Unidos Podemos". Y es que queda claro que el PSOE
no sólo ha sufrido los coletazos de la crisis del sistema de bienestar, que
tanto daño le ha hecho a la social-democracia europea, sino que además carece de un liderazgo capaz
de aprovechar los casos de corrupción que afectan al Partido Popular y ni
hablar de enfrentarse a la bien coordinada campaña de Unidos Podemos.
Y
es que el liderazgo de Pedro Sánchez es una terrible combinación de las peores
características que han tenido muchos líderes modernos de la izquierda europea,
acusando una ausencia de carisma como el
líder laborista Ed Milliband y una incapacidad de unificar las diferentes
corrientes dentro de su partido (por ejemplo, frente a Susana Díaz, Presidenta
de la Junta de Andalucía), en un caso
similar al del líder socialista francés François Hollande. De hecho, es esta falta de unidad interna la que más
daño le hace al PSOE, dado que día a
día, el Secretario General no sólo se enfrenta a los ataques extrañamente
coordinados del PP y PODEMOS, sino que además tiene que lidiar continuamente con
los líderes regionales que lanzan mensajes que contradicen a los de la
dirección general del partido.
Los
destinos del PSOE y Pedro Sánchez están unidos, ya que si el Secretario General no logra mejorar las
perspectivas electorales de su partido, ambos se enfrentaran a un futuro
incierto lleno de dimisiones y traspasos de poder a otras alternativas de
izquierda.
Unidos-PODEMOS
La
nueva coalición de Pablo Iglesias y Alberto Garzón apunta a ser uno de los más
beneficiados de estas elecciones, no porque vaya a ser la formación más votada,
sino porque puede sobrepasar en votos y escaños al PSOE (el llamado sorpasso) pasando a convertirse en la
fuerza hegemónica dentro de la izquierda española.
PODEMOS
ha demostrado un buen manejo del panorama mediático español, utilizando las cadenas televisivas Antena 3 y
la Sexta para maximizar su presencia, a la vez que recurre a campañas políticas
originales como presentar su programa de gobierno cual catalogo de IKEA. Sin
embargo el aspecto que más ha beneficiado a PODEMOS ha sido su llegada al poder
a nivel municipal, la cual les ha permitido presentar una imagen de partido con
vocación de gobierno.
Iglesias
y los suyos ya han empezado a imaginar su futuro como fuerza hegemónica de la
izquierda, dándose el lujo incluso de evitar enfrentamientos con el PSOE y
concentrar su esfuerzos electorales con mensajes contrarios al PP o a
ciudadanos.
No
obstante, la larga sombra del financiamiento de Hugo Chávez e Irán para la
fundación de PODEMOS a través del think
tank CEPS y el “entramado audiovisual” de Pablo Iglesias, así como el apoyo
de Pablo Iglesias al líder griego Alexis Tsipras, sigue generando mucha
preocupación dentro y fuera de España.
Ciudadanos
La
formación centrista liderada por Albert Rivera ha realizado una transición
destacable de la política catalana hacia la política nacional, habiendo asumido
el centro político como su nicho natural -con las dificultades y beneficios que
eso trae. De hecho, un reflejo de la complicada y cuasi-equilibrista posición
de Ciudadanos, es el trato suave que ha dispensado Ciudadanos al PSOE en
comparación a como ha tratado al PP,
pese a que su proyecto político lo
colocaría más cerca de los populares. Esto ha ocasionado que Ciudadanos pierda
votos que le había logrado arrebatar al PP, obligándolo a intentar atraer al
votante moderado del PSOE y por ende, situarse aun más a la izquierda de lo que
algunos votantes quisieran.
En
estas elecciones Rivera y el resto del partido naranja tienen claro cuál es el
objetivo a corto plazo: Aspirar a convertirse en la bisagra del nuevo gobierno,
obtener una posición desde donde pueda ejecutar sus propuestas políticas y, de
esta forma, proyectar una imagen de partido preparado para gobernar.
Perspectivas
La
política española pasa por un cambio profundo, una ruptura de un sistema
bipartidista originado a partir de la transición democrática, y que ha sufrido
una disrupción por parte de un partido nuevo que empieza a engullir a la
izquierda española.
¿Les
suena conocido? ¿Quizás a la Venezuela de los años 90?
No
obstante, más allá de estas interesantes casualidades, las perspectiva del
futuro gobierno de España depende en este momento, de la cantidad de escaños
que los partidos sean capaces de obtener o mantener. Por ende, de ser ciertas
las proyecciones de la encuesta del CIS, pareciera que el PSOE tendrá un papel
fundamental en la formación del futuro gobierno pese a sus potenciales malos
resultados.
De
hecho ya se proyectan unas difíciles negociaciones donde el PSOE se enfrentará a una elección
envenenada: Puede apoyar a PODEMOS y correr el riesgo de ser engullido por el
empuje político de esta nueva fuerza política; bien apoyar directamente o
mediante a la abstención a un gobierno liderado por su rival tradicional, el Partido
Popular, y apoyado en Ciudadanos, fortaleciendo así el mensaje de PODEMOS como
la única fuerza “real” de la izquierda española y movilizando sus votantes del
ala izquierda hacia PODEMOS.
Muy
posiblemente los políticos europeos ya hayan elegido a sus candidatos
preferidos desde su torre de observación en Bruselas y estarán cruzando los
dedos para que el futuro gobierno de España no traiga consigo una versión a la
española de la crisis griega.
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