Embajador (r) Milos Alcalay
La
OEA conmemorará pronto 70 años de existencia. La máxima institución hemisférica
ha vivido varias encrucijadas desde la reunión del Congreso de Panamá
convocada por el Libertador en 1826; luego con la Conferencia Panamericana de
Washington en 1889 y finalmente en la actual etapa que nace en Bogotá en 1948.
La adopción por unanimidad en 2001 de la Carta Democrática Interamericana,
incorpora al sistema interamericano los principios y valores de la Democracia
Representativa.
Esta semana, los días 21 y 23 de junio, los países
miembros han sido llamados a pronunciarse en relación a Venezuela y su decisión
marcará los pasos futuros de la institución. Siempre ha animado a los gobiernos
procurar la solución de conflictos a través de medios pacíficos como los buenos
oficios, la mediación, la conciliación, el arbitraje. Lo cierto es que se
evidencia que la “solidaridad automática” de respaldo incondicional que
se produjo a inicios del Siglo XXI con los gobiernos de la ALBA en general y
con el gobierno de Venezuela en particular, ya no parece estar vigente, ya que
la crisis política, económica e institucional es conocida y reconocida por
todos los países miembros del máximo organismo hemisférico. La posición de la
OEA no es la única, ya que repite las mismas preocupaciones de otros organismos
internacionales como la ONU, la Unión Europea, el G-7, MERCOSUR, además de las
Declaraciones de las Internacionales Políticas de los más variados signos
políticos e ideológicos. Es decir, el actual gobierno venezolano -que estará en el
“banquillo de los acusados”- se encuentra cada vez más aislado, y deberá
responder sobre los compromisos democráticos asumidos e incumplidos.
La encrucijada en la que se encuentra la OEA esta semana,
tiene dos fechas: el 21 y el 23 de junio: El 21 de junio el Consejo Permanente
de la OEA se pronunciará sobre el “diálogo” en Venezuela a instancia del
gobierno de Maduro quien solicitó se escuchara a los Ex-Presidentes Rodríguez Zapatero,
Leonel Fernández y Torrijos. Si bien se trata de personalidades
destacadas, lo procedente sería aceptar que la oposición propusiera una lista
adicional de otros Ex-Presidentes de UNASUR para que de esa manera se
constituya un grupo más equilibrado. Esta semana, 30 ex-mandatarios iberoamericanos
le dirigieron una comunicación de respaldo a Almagro, de los cuales la OEA
debería aceptar algunos para incorporarlos ya que no puede existir una
mediación creíble propuesta sólo por una de las partes en conflicto tal
como ha afirmado acertadamente el ex-candidato presidencial Henrique Capriles y
otros destacados dirigentes de la oposición venezolana.
El 23 de junio el Consejo Permanente se reunirá
nuevamente, esta vez a instancia del Secretario General de la OEA, Luis Almagro,
haciendo uso de las atribuciones que le otorga la Carta Democrática
Interamericana en el artículo 20. El otrora Canciller de Uruguay ha asumido su
responsabilidad con mucha dignidad y valentía a pesar de los insultos, amenazas
y chantajes recibidos por parte del gobierno venezolano en su desesperado
intento de evitar que se evalúe el incumplimiento con ese compromiso
internacional. Hubiera sido más fácil para el Secretario General de la OEA no
enfrentarse a una “diplomacia de carritos chocones”, pero prefirió asumir
riesgos defendiendo los principios y valores democráticos de la OEA.
Ahora le corresponde a los gobiernos del Hemisferio
pronunciarse. Uno de los errores de la “diplomacia
bolivariana”, ha sido creer que con atropellos y amenazas logrará hacer cambiar
las posiciones de los gobiernos. Y por más que convoque múltiples
reuniones del Consejo Permanente, estamos esperanzados de que los gobiernos
sigan siendo fieles a la posición interamericana que fomenta la prevención de
conflictos, apoyo a un diálogo veraz, contribuir a que se dé una solución pacífica
a la controversia, y exija a ambas partes el cumplimiento de la Constitución y
de los acuerdos internacionales. En todo caso, el 23 de junio con la
presentación del Informe Almagro de 123 páginas -que es una fotografía de la
triste realidad venezolana-, será un documento oficial de la OEA. Los gobiernos
tienen la palabra para definirse en esta nueva encrucijada.
@milosalcalay
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